UN CUENTO LLAMADO:
"EL AMOR EN TIEMPO DE PANDEMIA Y REDES SOCIALES"
A Álex
Ella, nunca supo cómo sucedió...
Ella, de un lado del océano y el del otro.
Ella con los cabellos y ojos azabache; él, tan rubio como el sol y los ojos tan azules como ese océano que los separaba.
Ella, tan fascinada por España y él, decía que México era especial y contrastante.
Sólo se leyeron y algunas veces se escucharon, pero prometieron que cruzarían el mar para encontrarse. Si, lo prometieron...
Todo empezó con un "bona nit" que él escribió... y después, se escribieron muchas veces; ella le llamaba bombón y él le decía guapa. Sólo él tenía el poder de hacerla sentir la más guapa y especial. Ahora nunca sabrá si ella ocasionaba algo en él, pero lo que él le daba era alegría en estado puro.
Y un día, así como de intempestiva llegó su presencia a su vida, igualmente se fue...
Lo supo por redes sociales y sintió que el corazón se le paralizaba por instantes y un vacío en el estómago. Un vértigo de esos que te hacen creer que estás en un mal sueño, porque te niegas a aceptar la absurda realidad.
Se sentía muy rara en los días siguientes, como viviendo en una nebulosa y se cuestionaba todo. Poco a poco, lentamente, fue aceptando que no habría nunca más un "bona nit"...
Ahora solo tiene sus mensajes y escucha su voz en ellos, de cuando en cuando. Y sueña cada noche con su sonrisa... Ahora lo recuerda al ver el cielo y el mar. Ahora lo recuerda a través de su arte.
Nunca entenderá como sucedió o por qué sucedió. Ni el que sus vidas se cruzaran, ni el que él ya no esté más...
Ella ahora puede decir que él cambió su existencia, que cambió algo en ella, que la transformó, aunque nunca hayan estado uno enfrente del otro, porque todo sucedía a través de una pantalla... porque ahora todo sucede a través de una pantalla ¿no?.
Ella ahora sonríe cada vez que recuerda que un mensaje de él llegaba; porque él tenía la magia para conseguir que ella fuera feliz, aún estando separados por kilómetros de agua. Y porque esta historia fue como un cuento feliz. Pero fue verdad.
Él se fue antes de que la primavera llegara, él se fue en los últimos días raros del invierno, esos días que nos dan nostalgia de las fiestas pasadas pero a la vez nos dan esperanza de que el mañana será soleado y el cielo azul, tan azul como esos ojos suyos que desbordaban vida. Ahora esos ojos azules son solo un sueño...
Y Ella puede, pero no quiere decirle adiós, porque quiere creer que algún día se encontrarán como brisa de mar o como estrellas en el firmamento...
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